Fin de semana.

Al final el sábado me vino a recoge Drichal en su coch para ir a casa de J. Habíamos quedado para ir a cenar y hacerle el perfil del gaydar. Pero la verdad es que lo que más me importaba era ver a M. Hacía 40 horas que no le veía y me sentía fatal. No puedo describir lo que snetí al verle de nuevo. Pero una pequeña tortura nos atenaza estos días: no quiero besarle para no contagiarle el catarro.

Resultó que al compañero de piso de J. le conocí hace años. Las casualidades del mundo, o las casualidades del mundo gay.

Después salimos al Why Not, que estaba hasta los topes. Bastante agobiante. Además, Drichal se agobió porque estaba un pretendiente que es bastante pesado. No hace más que meterle mano.

Después del Why Not nos fuimos al Liqüid. La verdad es que había mucho chico guapo, y no estaba tan agobiante como otras veces. Funcionaba el aire acondicionado y se estaba bastante bien. De todas formas, cuando venía una bocanada de humo, m agobiaba muchísimo por culpa del catarro, así que decidí irme.

Ayer fue un día de mueble. Por la tarde M. y yo nos fuimos a Ikea, Leroy Merlin, Conforama, ... M. se llevó un chasco cuando le dijeron que tardan mes y medio en instalar la cocina desde el momento en que toman las medidas. El pobre, se quedó con una carita de desilusión... ¡qué pena! Pero es que es lo normal. No se puede tener preparada de un día para otro.