Fin de semana en Londres
El fin de semana no empezó muy bien. A medida que el tren se acercaba a la estación de Waterloo me iba sintiendo peor. Quizá sea que durante la semana de curso estaba muy entretenido y me tenía que concentrar mucho para hablar inglés y entender a los pofesores y los compañeros, pero el viernes me fui poniendo cada vez más y más triste por el episodio de la semana anterior.
Compartí el taxi con uno de los irlandeses (qué musicalidad tenía hablando en inglés) y me salió de precio prácticamente igual que el metro. Al llegar al hotel era tan enorme (creo que unas 1600 habitaciones) que tardé unos 40 minutos en registrarme.
Subí a la habitación y lloré un rato. No me aptecía más que tirarme en la cama y llorar y quedarme allí toda la noche, ni cenar ni nada. Al final, cuando pasó el peor momento decidí que el mamarracho en cuestión no iba a estropearme del todo el fin de semana en Londres, así que salí a dar una vuelta y ver el British Museum. Bueno, en realidad a ver principalmente la piedra Rosetta.
Para mi es uno de las piezas claves de la historia: una piedra que es la clave para descubrir la lengua que se perdió de una civilización misteriosa y grandiosa. Es un descubrimiento de un francés hijo de la Ilustración que iluminó una parte del pasado. Además, ese descubrimiento tiene algo de las matemáticas que tuvieron en Francia en esa época una eclosión grandiosa, con las mejores generaciones de matemáticos desde los griegos.
Me compré una regla (solamente una libra) con inscripciones de la piedra Rosetta. Creo que es la que llevaré de inspección.
Al llegar la noche, fui de paseo por Oxford Street, Picadilly Circus, etc. Me di una vuelta por el Covent Garden y había una animación estupenda. Me hubiera gustado muchísimo estar con M. allí y tomarnos algo en un pub o salir a tomar algo.
Al día siguiente salí a la Tate Gallery, principalmente. Era mi visita pendiente de los grandes museos de Londres. Primero me di una vuelta por el Soho, pero como era muy pronto, todo el mundo estaba en la cama. Me fascinan los cuadros de J.M.W. Turner.
Después me fui caminando hacia el Parlamento, con sus estatuas alrededor, la Abadía de Westminster, el Big Ben. Disfruté de ello a pesar de ir cojeando. Creo que por culpa de los zapatos se me "abrió" el pie.
Estuve dando una vueltita por Harrods. Por cierto, ¡¡¡qué horterada la estatua que ha puesto de LaDiDí!!! Después volví a Oxford Street y estuve pensando en comprarme una camiseta, pero no tenía los ánimos como para darme ese capricho. Al final, su Majestad el mamarracho consiguió estropearme el fin de semana... durante mis paseos, al ir solo, iba dándole vueltas y más vueltas...
Compartí el taxi con uno de los irlandeses (qué musicalidad tenía hablando en inglés) y me salió de precio prácticamente igual que el metro. Al llegar al hotel era tan enorme (creo que unas 1600 habitaciones) que tardé unos 40 minutos en registrarme.
Subí a la habitación y lloré un rato. No me aptecía más que tirarme en la cama y llorar y quedarme allí toda la noche, ni cenar ni nada. Al final, cuando pasó el peor momento decidí que el mamarracho en cuestión no iba a estropearme del todo el fin de semana en Londres, así que salí a dar una vuelta y ver el British Museum. Bueno, en realidad a ver principalmente la piedra Rosetta.
Para mi es uno de las piezas claves de la historia: una piedra que es la clave para descubrir la lengua que se perdió de una civilización misteriosa y grandiosa. Es un descubrimiento de un francés hijo de la Ilustración que iluminó una parte del pasado. Además, ese descubrimiento tiene algo de las matemáticas que tuvieron en Francia en esa época una eclosión grandiosa, con las mejores generaciones de matemáticos desde los griegos.
Me compré una regla (solamente una libra) con inscripciones de la piedra Rosetta. Creo que es la que llevaré de inspección.
Al llegar la noche, fui de paseo por Oxford Street, Picadilly Circus, etc. Me di una vuelta por el Covent Garden y había una animación estupenda. Me hubiera gustado muchísimo estar con M. allí y tomarnos algo en un pub o salir a tomar algo.
Al día siguiente salí a la Tate Gallery, principalmente. Era mi visita pendiente de los grandes museos de Londres. Primero me di una vuelta por el Soho, pero como era muy pronto, todo el mundo estaba en la cama. Me fascinan los cuadros de J.M.W. Turner.
Después me fui caminando hacia el Parlamento, con sus estatuas alrededor, la Abadía de Westminster, el Big Ben. Disfruté de ello a pesar de ir cojeando. Creo que por culpa de los zapatos se me "abrió" el pie.
Estuve dando una vueltita por Harrods. Por cierto, ¡¡¡qué horterada la estatua que ha puesto de LaDiDí!!! Después volví a Oxford Street y estuve pensando en comprarme una camiseta, pero no tenía los ánimos como para darme ese capricho. Al final, su Majestad el mamarracho consiguió estropearme el fin de semana... durante mis paseos, al ir solo, iba dándole vueltas y más vueltas...
0 Comments:
Post a Comment
<< Home