Ayer tuve la conversación profunda del día con mi madre. El tema fue el miedo a la libertad.
Se encontró con su amiga Luz (¡qué curioso!) y estuvieron charlando. Mi madre llegó a la conclusión que era bastante izquierdista a pesar de que está todo el día metida en la Parroquia. A mi no me sorprende nada.
Esta señora (ya tiene sesentaytantos) fue activista de la Sección Femenina y allí iba por los pueblos de España enseñando a leer, escribir, las cuatro reglas, etc en los años en que lo normal era no acudir a la escuela. En ese mundo, le ponen unas anteojeras y le dicen cuál es el camino correcto, por dónde debe caminar en la vida y qué es lo que debe hacer en todo momento. No hay que pensar, no hay riesgo, no hay incertidumbre, pero tampoco hay libertad.
Se acaba la dictadura y ¿qué hacer? Pues se dedica en cuerpo y alma a la Iglesia. No le reprocho nada, como cuando estaba en la Sección Femenina. Su labor social es encomiable y digna de elogio, pero creo que se mete de lleno en la Iglesia y en las actividades parroquiales para encontrar en la Iglesia lo mismo que en la Sección Femenina. Un refugio, un lugar que le dé seguridad, un lugar donde no haya que pensar mucho, sino que tenga unas reglas muy claras y donde haya “alguien” que vaya marcando el camino. No ha de pensar qué hacer en cada una de las bifurcaciones que se presentan, simplemente ha de seguir esas indicaciones que le dan.
Por tanto, no es de extrañar que le guste tanto el régimen de Fidel Castro. El tirano mayor que ha habido en la América Hispana sigue subido en el machito y engaña a unos cuantos incautos con la miel del mejor “sistema sanitario” y el mejor “sistema educativo”, en contraposición con lo malo-malísimos que son los americanos (entiéndase los habitantes de los Estados Unidos). Pero olvidan que el “camarada Fidel” es un liberticida, además de un tirano que ha sumido a los cubanos en la mayor de las indigencias.
El hombre necesita de la libertad, ciertamente hay ocasiones en que la libertad supone mucho riesgo, pero no hay nada como el olor indescriptible de la libertad inundando el ambiente.
Esos que tanto defienden a Fidel, olvidan que hay uno o dos millones de cubanos en el exilio. Olvidan que hay gente que arriesga su vida metiéndose en unos botes improvisados con neumáticos de camión y rodeados de tiburones en uno de los mares más peligrosos del mundo con tal de alcanzar la libertad. De poder hacer lo que quieran, de poder pensar lo que quieran.
Alucino cuando en España lo “progre” es estar con Fidel. Apoyar a un tirano que mata a la gente por querer salir del país, por escribir poemas, por querer tener acceso a Internet, por poder ser maricas (o gays, lo que se prefiera), por querer amar a alguien que no piensa como piensa el tirano Fidel y sus secuaces. ¿Dónde están todos los gays progres que se manifiestan en el “Orgullo Gay” cuando se trata de apoyar a la libertad en Cuba?
Me parece que apoyan a Fidel porque ha evitado que Cuba siga siendo el prostíbulo de los americanos (los norteamericanos) para que se convierta en el prostíbulo de España y de otros países europeos. Me gustaría saber quién tiene en este momento la famosa videoteca en donde el “camarada Fidel” ha grabado a mucha gente de aquí en plena euforia de turismo sexual. ¿Se sabrá algún día los secretos de toda esta pseudoprogresía en sus aventuras sexuales en el paraíso cubano? Me parece a mí que gran parte de ese apoyo se debe a la existencia de las famosas cintas. Es repugnante la mentira en la que está envuelta toda esa pseudoprogresía que en lo único en lo que piensa es en el progreso del bolsillo propio o de la propia polla.
Lo único que puedo decir ahora es
¡Viva Cuba libre! Espero que venga pronto y que todos puedan hacer lo que quieran, sin chantajes. Que se pierda el miedo a la libertad.